miércoles, 14 de diciembre de 2011

Del respirar de las piedas te hablo, de los cantaros, de los rios secos en
que he nadado hasta hayarte sola y amaneciendo, como arbol de frutas secas, te hablo desde la tierra, desde las hojas, desde el pan que habita en la corteza de ciertas semillas, de certas ideas, de horas sin sueño, de dias sin ambre, de noches sin lunes proximo, sin mañana distante, te escribo desde las tardes que nuestros pasos amaron, te escibo y te dejo un beso con el sabor del aire entre eucaliptos, te ecribo por no perderlo, por no dejarlo, por no olvidarme que aveces, talvez sin quererlo, me estes escuchando.

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